Entonces es cuando empiezas a notar que poco a poco se te encoje el corazón. Sientes como tus lagrimas acaban en tus labios. Te estremeces y te limitas. Lo miras fijamente e intentas comprender los millones de significados que desencadena esa palabra. Cualquier detalle, por ridiculo que sea lo tienes en cuenta. Si estoy aquí no es para hablar de mi, ni de ti, es para hablar de nosotros... Porque cuando empiezas a sentir esa ola de sensaciones melacolicas y dolorosas es cuando realmente comprendes porque estas aquí. Tu nombre resuena en mi cabeza, nuestras fotos forran las paredes y nuestra fecha está grabada en mi piel. Sé que te preguntas que donde está lo más importante, el sentimiento... El sentimiento está en cada mirada, en cada palabra no dicha, en cada lágrima, en cada rincón dónde habita nuestro olor. A mi también me pasa que no encuentro al sentimiento, quizás se esconda para ponernos a prueba, para ver si somos capaces de encontrarle. Y cuando lo encontramos, cuando sale de tu boca un te quiero, es cuando sientes que el paraiso se encuentra a dos centímetros de tu piel, que tiene nombre y apellidos y que tiene las mismas ganas que tú de enfrentarse a está lucha de razón corazón.

Cuando me dejo invadir por la duda me pregunto que pasará esta vez si no volvemos a encontrar el sentimiento. Quizás sea la esperanza y la ilusión por la cual no dejo de buscarle pero todo se acaba mi amor...