No me crucé contigo en aquel club pero me habría gustado mucho. No me abrí las venas pero hubiera podido. Pienso en ti a menudo, en qué será de tu vida. Me pregunto cómo habría sido el sexo entre nosotros. Cuando la pena me embarga, cuando deseo evadirme un poco, dejar de ser la esposa interesante y la madre imperfecta, por no hablar del resto, me refugio en tus brazos. Evoco tus caricias y la suavidad de tu piel. Escribo hasta el infinito por lo que no fue acabado, tuve dieciséis años bajo tus dedos y no lo olvido.

Me gusta sentarme en mi viejo sillón, en ese donde nos metiamos mano cuando eramos jovenes, cuando estabas a mi lado, cuando aún decías que me querías. Y recuerdo cada segundo a tu lado, sí me acuerdo de todo. Me hacías reir, me hacias feliz. ¿Y ahora, dónde estás? Miento al mundo, diciendo que quiero a mi marido. Pero no, eres tú al que quiero. Eres un cobarde, porque nunca te atreves a enfrentarte al amor, pero me da igual. Espero que aún guardes mi número de telefono y que dentro de unos meses o unos años, me llames. Tienes todo el tiempo del mundo.
Ven, que me cuesta respirar sin ti.
Hay demasiados cobardes en este mundo. Demasiados.
ResponderEliminarsaluddos;
Me gusta... Muchos cobardes si, tienes razón :)
ResponderEliminarbesos!
Gracias a las dos :)
ResponderEliminarBesos!